Los materiales educativos
con que pueda contar la maestra en el aula influyen muchísimo en la
calidad de la enseñanza que se les da a los niños. Si bien es cierto
que, ante las carencias que hay en gran cantidad de centros educativos a
nivel mundial, la imaginación
y capacidad de adaptación de muchas profesionales hacen maravillas, es
igual de válido informarse y conocer acerca de las formas que se ofrecen
a distintos niveles y con diferente alcance para hallar nuevas
herramientas -y por lo tanto más inspiración- que nos ayuden a seguir
creando en nuestro salón nuevos caminos para llegar a los niños y
formarlos de manera eficiente y adecuada.
A
pesar de las grandes brechas que existen, muchas instituciones
educativas internacionales se esfuerzan en llegar con estos
conocimientos lo más lejos posible. Casos como el tremendo éxito de un megaevento sobre el software educativo libre,
realizado hace poco en España, son un excelente ejemplo. En una serie
de presentaciones, se promovió la organización de un portal, tipo
Wikipedia, donde se propondrían nuevos modelos de programas educativos,
los cuales estarán abiertos a las innovaciones que la comunidad
educativa mundial quisiera hacerles. Por supuesto que se incluían todas
las ramas; la educación infantil entre ellas.
Otro gran esfuerzo lo constituyen los concursos que promueven la invención de material didáctico especializado, como el Bienal (2008-2009) que se viene convocando
por la Fundación ONCE para America Latina, una institución dedicada a
la inclusión en el sistema educativo de discapacitados visuales. Su
principal objetivo es el de recibir proyectos o propuestas de diseños
sobre materiales que faciliten el aprendizaje y la inclusión a los niños
ciegos.
Las posibilidades van desde encontrar cursos de aplicaciones didácticas de internet en el aula, pasando por aquellos que promueven la creación por parte de los mismos educadores del material, hasta la oferta o exhibición de estos en el ciberespacio.
La actualización
en estos temas no sólo nos enriquecerá a nosotros como profesores (y
por qué no, como padres de familia), sino también a los niños, quienes
responderán con su atención y mejor aprendizaje a nuestro esfuerzo.